El título, “Gn 3:16”, hace referencia a una cita extraída
del libro Génesis, de la Biblia, que relata el celebérrimo episodio del Pecado
Original. Según la creencia, Dios puso a Adán y Eva en el paraíso y les dijo
que podrían disfrutar de todo lo que les rodeaba excepto del fruto del “árbol
de la ciencia del bien y del mal”, pues morirían al comerlo. Satanás, que tomó
forma de serpiente, engañó a Eva y la tentó para que la probase, y ésta a su
vez se la ofreció a su compañero. Dios, al contemplar este acto de
desobediencia decidió expulsarlos del paraíso.
Y en el castigo que les impone Dios, especialmente a Eva, es
donde me detengo; Dios dijo entonces a la mujer: “En gran manera multiplicaré tu dolor en el parto, con dolor darás a
luz los hijos; y con todo, tu deseo será para tu marido, y él tendrá dominio
sobre ti”. Este fragmento corresponde al versículo 16 del capítulo 3 del
Génesis (a su vez perteneciente al Pentateuco, que aparece en el Antiguo
Testamento).
Esta creencia ha contribuido en gran medida a la
instauración de una sociedad machista, que ha depravado e infravalorado la
figura de la mujer durante siglos, y en la actualidad, sigue siendo un pretexto
muy recurrente que dificulta y ralentiza la desaparición del machismo suponiendo
un obstáculo en el camino hacia la igualdad.
Mi intención es pues recalcar este hecho, denunciándolo y
reflejándolo de manera dramática; ya que mientras este mito siga divulgándose y
la sociedad no lo perdone, la supremacía del hombre nunca desparecerá y las
mujeres seguiremos siendo consideradas culpables de todos los males.
* En la composición, tanto la
manzana como la naranja tienen un peso simbólico muy marcado. El significado de
la manzana es el más claro: se relaciona directamente con el Pecado Orginal;
aunque para destacar en mayor medida esa
asociación que tiene con la mujer y el sentimiento generalizado de culpabilidad
hacia esta, añadí un corte a la fruta que le diera la apariencia de genitales
femeninos. La naranja, basándome en la simbología clásica de los bodegones, es
sinónimo fertilidad; es por ello que se encuentra desgarrada e impregnada de
sangre, pues hace alusión a ese castigo divino que citamos con anterioridad
(recordemos: “En gran medida multiplicaré tu dolor en el parto…”).